

Expulsión
No todos quieren irse
Se habla del efecto llamada, el falso mito según el cual toda persona migrante quiere venir a Europa. Sin embargo, lo que realmente existe es el efecto de expulsión.
Se habla del efecto llamada, el falso mito según el cual toda persona migrante quiere venir a Europa. Sin embargo, lo que realmente existe es el efecto de expulsión.
¿Caben todas las personas en tan solo dos categorías? Migrantes y refugiadas. ¿Puede la violencia que supone la falta de vías legales y seguras cambiarte de categoría?
Existen algunos mecanismos para proteger a quienes necesitan salir de su país, pero en la práctica las opciones solo funcionan para unos pocos.
Un acto tan sencillo como el sellado de un pasaporte puede representar la diferencia entre un tipo de vida u otro, o incluso entre la vida y la muerte.
La vida de miles de personas en movimiento queda en pausa durante años por multitud de obstáculos, mientras la burocracia decide si puedes pasar.
Por tierra, mar o aire, la externalización de fronteras pone obstáculos en los países de tránsito para impedir que las personas lleguen a Europa, incluso poniendo en riesgo su vida.
Llegar a la frontera no significa llegar. Un complejo sistema militarizado de seguridad, a ambos lados, hará todo lo posible para evitar la entrada de quienes lo intenten.
A las pocas personas que logran entrar aún les esperan más obstáculos y, en ocasiones, graves vulneraciones de derechos, a pesar de estar ya en Europa.
Volvamos al principio: que las personas vengan de manera ordenada y segura. ¿Qué hacen los Estados para hacerlo posible?